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El ciclo económico actual se ha caracterizado por una expansión monetaria global sin precedentes, que ha ayudado a recapitalizar el sistema financiero y a evitar una posible crisis de dimensiones inimaginables. Sin embargo, esta expansión también ha provocado un periodo insólitamente largo de tipos, inflación y crecimientos bajos. En definitiva una situación anómala, inusualmente larga y de escaso impacto económico para el esfuerzo realizado. Ahora nos encontramos al final de este periodo, con los bancos centrales retirando estímulos, y tratando de recuperar margen de maniobra para afrontar futuras necesidades. Este proceso está sucediendo de manera desigual, siendo EEUU el que está teniendo mayor capacidad para “ganar” margen.
Esta asincronía en el crecimiento y en la retirada de estímulos fomenta una divergencia de objetivos y actuaciones entre países, fomentando fricciones y políticas menos globales. Esto sucede en un entorno de mayor inestabilidad geopolítica, de enorme difusión mediática, con numerosos “conflictos” abiertos, algunos de los cuales son más estructurales que cíclicos. Así podemos destacar entre los conflictos actuales:
En el corto plazo, sin embargo, podríamos asistir a algunas buenas noticias, las próximas elecciones de EEUU hacen que Trump (que piensa en la reelección), necesite rebajar el nivel de conflicto y obtener algunas victorias aunque tenga que ceder en algunos de sus planteamientos.
De esta forma, la complacencia de la última década está tornando en una situación cada vez más compleja e inestable, con una economía que languidece, unos problemas geopolíticos estructurales, y una agenda política complicada en el corto plazo (Brexit, elecciones, Rusia …).
El futuro que nos espera, más allá del final del ciclo económico, es también una incógnita, aunque hay que ir pensando en ello para ver como podemos afrontarlo. El envejecimiento poblacional y la tecnología , ambas fuerzas claramente deflacionistas, introducen la posibilidad de que en el futuro tengamos un periodo extendido de tipos muy bajos, inflaciones muy bajas y crecimientos muy bajos, un escenario complejo que requeriría una aproximación diferente. Aún es pronto, pero hay que prepararse por sí sucede.
En Fonditel pensamos, que el escenario más probable para 2019 es que se mantenga esta fase final del ciclo económico en el que estamos y que la recesión se pueda producir una vez avanzado 2020, por lo que recomendamos tener prudencia, pensar en mercados más volátiles a futuro y con menores rentabilidades para el riesgo asumido.
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