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Recientemente, el FMI ya había advertido en su informe de octubre sobre el peligro de vincular las pensiones al IPC. El pasado miércoles lo hizo más latente al rebajar en dos décimas su previsión de crecimiento de la economía española para 2018, hasta el 2,5%, y advertir que si se prorroga el presupuesto de este año el déficit se podría desviar hasta el 2,4% del PIB en 2019. El organismo pide reanudar la consolidación fiscal, acelerar la reducción de la deuda y preservar la viabilidad del sistema de pensiones.
En dicho informe, destacan como “las reformas de pensiones emprendidas entre 2011 y 2013 respondieron con medidas apropiadas para aliviar la presión sobre nuestro sistema de pensiones, pero la esperada reducción de las prestaciones futuras ha puesto en tela de juicio la aceptabilidad social de dicha reforma”.
En opinión del FMI se necesita un paquete de medidas integral y sostenible para abordar las tensiones en el sistema público de pensiones. La reciente recomendación del Pacto de Toledo de vincular los aumentos de pensiones a la evolución de los precios no debería traducirse en norma sin ese paquete de medidas.
El FMI reconoce que nuestro sistema ha protegido a la generación anterior del peor impacto de la crisis y, si bien permitió aumentos en el poder adquisitivo, se enfrenta a importantes desafíos de futuro. Si solo se vinculan las revalorizaciones de las prestaciones a la evolución de la inflación, entonces el déficit de la Seguridad Social aumentará entre tres y cuatro puntos del PIB para 2050. Además, todo ello pondrá aún más presión sobre unas generaciones de jóvenes que son los que, en opinión del Fondo, más han sufrido la crisis.
El envejecimiento de la población implica que el sistema de pensiones contará con un menor número de contribuyentes que deben financiar a un cada vez mayor número de pensionistas. Entre las reformas que urge abordar, cita los incentivos para trabajar más años, aumentos en la contribución mínima para trabajadores por cuenta propia (autónomos), máximas prestaciones sujetas a cotizaciones o como vincular la edad legal de jubilación directamente a la esperanza de vida.
Aun así, y a menos que esas compensaciones coincidan completamente con el gasto adicional esperado, es inevitable esperar una reducción de las prestaciones futuras. Por ello, el propio organismo internacional estima que es clave ser transparente con los cambios en el sistema de pensiones, de cara a que los futuros jubilados puedan tomar decisiones razonables en función de su vida laboral y ahorros acumulados. Disponer de un ahorro privado para complementar esa pensión pública futura puede ser una muy buena decisión si se desea mantener el poder adquisitivo en el momento de la jubilación.
Vivimos más años y la natalidad cada vez es menor. Esto deriva en un envejecimiento poblacional que pone en una tesitura muy compleja la sostenibilidad del sistema público de pensiones tal y como lo conocemos hoy en día. Fonditel aconseja ahorrar para la jubilación y hacerlo cuanto antes. Lo importante es tener claro el objetivo y la finalidad de este ahorro, además de conocer tu perfil de riesgo.
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